sábado, 6 de noviembre de 2010

TLAXCALA, CUNA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA 1910


En los albores del centenario del inicio de la Revolución Mexicana, varios estados del país, levantan la mano para decir que fueron Cuna de la Revolución, cada uno expone sus argumentos. Esta polémica, no es reciente: en la década de 1950, yucatecos, sinaloenses y poblanos, presumieron ser la cuna del movimiento armado de 1910, pero los tlaxcaltecas, con los argumentos del Coronel Modesto González Galindo, demostró que es Tlaxcala, el punto de partida de esta lucha armada. Primero destaca los hechos suscitados en Contla, el 26 de mayo de 1910, cuando Juan Cuamatzi, Marcos Hernández Xolocotzin, Felipe Villegas y Pedro M. Morales, encabezaron una protesta contra el dictador Próspero Cahuantzi, movimiento que no llegó a cristalizar, pero los actos del 15 y 16 de septiembre, tiene repercusión internacional, debido a sus trágicas consecuencias:

“El día 13 del corriente, se me presentó el Sr. José M. Corte mostrándome un programa que habían firmado los miembros de un club antirreeleccionista para solemnizar las fiestas patrias los días 15 y 16 de septiembre del presente, teniendo conocimiento, por esa circunstancia, que se habían constituido en Junta, como directores, los Señores Juan E. Morales, Natividad Águila, Nicanor Serrano, Felipe Rodríguez, Mauricio Sierra, Higinio Rodríguez, Pioquinto Solís, José María Rodríguez, Pomposo M. Morales, Calixto Moreno, Juan Xochicale, Librado Carreto, Manuel Hernández, Manuel Domínguez y Bartolo Flores.

Por rumores, tenía noticia de que la fiesta que se organizará no era local, pues debían asistir obreros de las fábricas de Atlixco y Puebla, tomé informes a distintas personas que creí, pudieran darme algunos datos, sin haber conseguido mi objeto. Después de esto, el día 14 el Juez de 1º Instancia de este Distrito, con su carácter de Presidente de la Junta Patriótica, procuró, por distintos medios, convencer a Juan E. Morales y Natividad Águila, de que no debían celebrar acto alguno conmemorativo, sino unirse a la Junta Patriótica que presidía. Sin haber conseguido su objeto, no obstante las reflexiones que les hizo, contestando en definitiva el Sr. Juan E. Morales, que les era imposible hacerlo, porque eran antirreeleccionistas, y sus corrílegionarios estaban dispuestos a solemnizar esas fechas:

Independientemente de los gobiernistas, con o sin licencia de la Prefectura Política del Distrito y que no podían arrecularse en virtud de que los matarían. En vista de esto, y de las noticias privadas que el mismo Señor Juez y yo teníamos de que el día 15 se habían de reunir en la población algunos obreros, no con objeto de solemnizar las fiestas de la patria, sino con el de celebrar una manifestación de carácter político al que debía de concurrir un abogado de México para pronunciar un discurso y que habían de llevar banderas nacionales, con distintas inscripciones, así como repartir papeles de propaganda de sedición. Resolví trasladarme a esta capital para poner en conocimiento del superior gobierno los hechos y noticias de que hago referencia, verificándolo así, ante la Secretaría del mismo.

Al día siguiente, 15 de este mes, a las 10 P. M., tuvo verificativo una velada literaria organizada por la propia Junta Patriótica, y terminada esta; se presentó por el camino de Santo Toribio un grupo más o menos de 250 a 300 hombres, con hachones y cohetes y victoreando a la Independencia Nacional, se dirigieron a instalarse en un salón del Curato que se conoce con el nombre de Fiscalía, que obtuvieron por conducto del C. José María Corte, presidente Municipal de este lugar y en él celebraron, con todo orden, una velada, refiriéndose en sus discursos, exclusivamente a ensalzar las proezas de los héroes de nuestra independencia.
 


El día 16, a las 11 A. M. el Jefe del destacamento de Panzacola, Abraham Nieva, rindió parte sin novedad, informando que en Santo Toribio estaban arreglando un carro alegórico, pero que en el camino nada anormal se notaba. Con estos antecedentes, a las 12 P. M. comenzó la procesión cívica a recorrer la calle norte de la plaza, costado del templo y al llegar a la bocacalle y entrada del camino de Santo Toribio, encontramos una comitiva numerosa, que no pude apreciar de momento, que llevaba un estandarte amarillo, con letras rojas que decía: ¡Viva Madero!

Como esto, en mi concepto, no tenía relación con el acto que se conmemoraba, entregué el estandarte patrio al Juez de 1ª Instancia y me dirigí al que llevaba aquél, previniéndole lo suprimiera, por tratarse de una reunión patriótica y no una manifestación política. Pero en lugar de cumplir con mi orden, se reunió en mí rededor, una multitud de gente que comenzó a dar vivas a Madero y mueras al Gral. Díaz, al Gobernador del Estado y a los usurpadores del voto popular. Lo que me obligó, por no tener manera alguna de sofocar este mitin, dirigirme a mí oficina, con objeto de dar parte a ese Gobierno, de los desordenes que principiaban a cometer los antirreeleccionistas.

Mas como desgraciadamente no pude dar parte por vía telefónica, supliqué al Juez de 1ª Instancia se trasladara a la capital, para que como testigo presencial de los hechos, diera informe detallado al Gobierno y éste mandara auxilios necesarios para evitar desordenes que pudieran ocurrir, pues temía que los obreros que formaban la comitiva, en vista de la imposibilidad de la Prefectura para reducirlos al orden, por falta de policía, pasaran de gritos subversivos, a las vías de hecho, pues los discursos que esa manifestación pronunciaron, todos fueron incitando al pueblo a la rebelión, ensalzando a Madero, al igual de nuestros héroes y demostrando la necesidad de acabar, según decían, con los tiranos.

Cómo no pude imponerme para reprimir estos desordenes, continuaron, después de terminado el acto gritando ¡Viva Madero! ¡Muera Porfirio Díaz! ¡Muera Cahuantzi! y otros más, hasta que entre cuatro y cuatro y media P. M. se disolvieron en grupos; continuando el escándalo sin poder impedirlo esta Prefectura, ni tomar medida alguna represiva, por la razón expuesta de falta de policía o fuerza armada; pues sólo tenía a mi disposición 6 guardas rurales y 10 infantes que resguardaban la prisión, y creí fueran impotentes, por estar armados de pistolas, la mayor parte de los manifestantes y ser estos 1500, entre hombres y mujeres que venían en representación de sus clubes. Al dar cuenta al C. Gobernador del Estado. Con este informe. Suplico a usted le encarezca la urgente necesidad de enviarme auxilios, que juzgue conveniente, para poder reprimir desordenes iniciados.”

Decía el Prefecto Político Rafael Cuellar Alarcón, con relación al mitin efectuado en la plaza de Zacatelco, en la que participaron más de 2000 personas, acto sin precedente, durante la dictadura del Coronel Próspero Cahuantzi, por lo mismo, fue un reto al invencible poder dictatorial. Tanto que al tratar de detener a los manifestantes, el Prefecto Político, acribilló a la valiente Delfina Díaz que portaba un estandarte, motivando que los ánimos se caldearan más. Sin duda, había caído la primer mártir de la Revolución Mexicana, mucho antes que los Serdán en Puebla. Sólo que la muerte de esta joven de 22 años de edad, apenas era el inicio de la matanza bestial, como más adelante veremos.

La columna quedó formada por 25 rurales, al mando de su Comandante Agustín García (el colgador) y 200 hombres de infantería, pertenecientes al 2º Batallón del mismo, dice el capitán Bulman, agregando que: “al llegar al Molino de Tepeyanco, se dividió, con el objeto de llegar a Zacatelco por dos caminos distintos, habiendo tomado el Camino Real de la Venta” el Comandante García con 10 hombres y el Capitán Timoteo Márquez con 100 infantes y por el camino de Tepeyanco el Capitán Ignacio Espinosa con 15 rurales y el suscrito con el resto de la infantería. Reunida la fuerza en Zacatelco, continúo en marcha a Santo Toribio Xicohtzinco, marchando a la vanguardia el Capitán Agustín García con 25 hombres de su fuerza, el suscrito con 100 infantes, cubriendo la retaguardia el Capitán Timoteo Márquez con el resto de la infantería.

Como a un kilómetro, antes de llegar a Xicohtzinco se oyó un tiroteo, que por sus detonaciones comprendí que era batida la vanguardia de la columna y ordené a la infantería que continuara su marcha a paso veloz en auxilio de la vanguardia. Al llegar los infantes cerca de la plaza de Xicohtzinco fueron sorprendidos por diversos grupos de individuos, que hicieron fuego sobre ellos, parapetados en las milpas que existen a uno y otro lado del camino; por lo que mandé desplegar en línea de tiradores 2 pelotones que sostuvieron el fuego con los rebeldes, logrando desalojarlos de sus posiciones y hacer 56 prisioneros, habiendo resultado de este encuentro, 4 hombres muertos y una mujer por parte de los amotinados, a quienes se les recogieron 2 estandartes y algunas banderas con lemas.

En la fuerza del Comandante García resultó herido éste, el Capitán Ignacio Espinosa, los guardas Crescencio Flores y Marcelino Crisóstomo, el primero del brazo derecho y el 2º de la cabeza, muerto un caballo y varios contusos. Reunida la fuerza en Xicohtzinco, se observó que en la torre de la iglesia había gente y que ésta, tocaba la campana, quizá con el objeto de que los suyos insistieran en el ataque, por lo que ordené desalojar la torre, lo que verificaron 15 infantes logrando capturar a 3 individuos.

El resto de la gente que allí se encontraba, sin duda, se ocultó en el templo, verificando esto, y como a las seis y media de la tarde la columna continuó su marcha con rumbo a Panzacola, siguiendo por la carretera, y por la fábrica “El Valor” una avanzada de 20 infantes.

Al llegar la columna a la Estación, que en Panzacola tiene el Ferrocarril Mexicano. A horas que serían la 7 P. M., venían dos tranvías de la fábrica “El Valor” con rumbo a Puebla y conduciendo una multitud de gente que al ver a la fuerza grito ¡Viva Madero! ¡Muera el General Díaz! ¡Muera Cahuantzi! Haciendo fuego sobre la fuerza y descendiendo de los tranvías tomaron unos al cerro Tenexac que se encuentra al oriente de la Estación, otros se replegaron a la acera de la calle, continuando sus fuegos.

La fuerza contestó y después de este encuentro resultaron 4 muertos y 6 heridos, de los amotinados, habiendo sido capturados 6 individuos, y por parte de la fuerza del Estado, hubo que lamentar la baja, por muerte, del Cabo de la fuerza Rural Pascual Tovar, quien recibió un balazo en la región epigástrica.” Decía el Comandante Manuel G. Bulman, que dirigía 350 elementos de tropa, por acuerdo del Coronel Próspero Cahuantzi, para reprimir la manifestación.


Dio la casualidad que los maderistas fueron los atacantes, solo que llevaron las de perder, pues sufrieron 9 muertos y más de 100 heridos. Mientras esto sucedía en Panzacola, en Zacatelco se organizaron 300 hombres, con el propósito de ir a rescatar los presos de Xicohtzinco, pero aquí también fueron rechazados, haciendo 3 muertos, docenas de detenidos y varios heridos.

La prensa dio a conocer tan apocalípticos sucesos, mientras que el Gobierno, por medio del Secretario Particular del Gobernador, Gerzaín Ugarte, trató de justificar estos sangrientos hechos, incluso, señaló categórico: “De no haber sido por la intervención del Gobernador Cahuantzi, las consecuencias hubieran sido mayores.” Pero la opinión pública reprobó los actos, solo que la represión continuó. La tropa se transformó en jinetes de la muerte, tanto que los obreros de las factorías dejaron de trabajar, por temor a que “sean recogidos.”

Nombre de algunos detenidos: Silverio Montiel, Mariano Tuxpan, Cruz Rojas, Manuel López, Guadalupe Aguilar, Hilario Aguilar, Amado Reyes, Julio Badillo, Anselmo Tecante, Doroteo León, Manuel Ramírez, Pedro Tuxpan, Cruz Cervantes, Juan Torres y la que llegaría a ser Generala María Rosalía Pérez. Heridos y detenidos Juan Cervantes, Bernabé Pérez, José de la Luz Portillo, Zenón Xochicale, Génaro Ortiz, Alberto Cortés, María Sóstenes Barbosa, Armando Limón, Jesús Pérez Moreno, Manuel Barbosa, J. Badillo, Francisco Cortés, Daniel Ortiz.

Por intervención de José de Jesús Barbosa fueron liberados el 20 de Sep. Encarnación Romero, Eugenio Sánchez, Jerónimo Pérez, Félix Sánchez, Salvador Durán, Isidro Corona, Luis Corona, Luis Cortés, Luis Corte, Porfirio Saldaña, Bernardino Hernández, Carlos Velásquez, Ramos Romero, Estéban García y Librado Cortés, total, 40 detenidos. Nombre de 11, de los 13 sacrificados: Delfina Díaz García, Pedro Flores, José María Jaramillo, Marcelino Pérez, Cristóbal Luna, en Xicohtzinco.

Petronila Martínez, Benito Quintos y Miguel Ossio, más dos filarmónicos, de los cuales no dieron a conocer su nombre, por no ser de Panzacola. En Zacatelco murieron Valentín Morales, Abraham Tecocoatzi y Ascensión Ramírez. (Libro 1, año 1910, Registro civil de Zacatelco) Las investigaciones se realizaron en el sur, principalmente en Zacatelco, donde residían los líderes. Se aseguro que en Axocomanitla y Huatzinco estaban escondidas las armas de los tumultuosos.

Que cientos de obreros vendrían a vengar a sus conciudadanos con el “objeto de tomar revancha de su pasado fracaso,” como se tuvieran informes alarmantes de la rabia que había despertado entre los pueblerinos del sur, el 12 de octubre llegaron, procedentes de Puebla, 220 soldados, al mando del T. Coronel Luis G. Anaya, independientemente de los 30 que habían llegado, procedentes de Texmelucan, el 20 de septiembre, a mando del Cabo Miguel Villanueva. Los responsables de las investigaciones fueron el Coronel Antonio M. Machorro y el Teniente Coronel Rafael Cuellar, Prefecto Político de Zacatelco, de triste memoria.

Los miembros de la Junta Patriótica: Bartolomé Flores, Higinio Rodríguez, Natividad Águila, de la Sec. 1ª, Manuel Domínguez, de la 2ª, Manuel Hernández, Juan Xochicale, Calixto Moreno, José María Rodríguez, Mauricio Sierra de la 3ª, Librado Carreto, Pioquinto Solís, Nicanor Serrano Ortiz de la Sec. 4ª, Juan E. Morales de la 5ª y Pomposo M. Morales, de Axocomanitla, no les quedó otra alternativa que esconderse en la Matlalcueyetl, donde burlaron la vigilancia, posteriormente se constituyeron en jefes y oficiales del glorioso Ejército arenista. 20 detenidos fueron deportados al Valle Nacional, Yucatán sentenciados a trabajos forzados, solo Nicanor Serrano y Natividad Ocaña, lograron volver a Zacatelco, el resto murió debido a las condiciones inhumanas del trabajo forzado:

Este fue el tributo de Zacatelco a la evolución Mexicana de 1910, descrita por los propios verdugos, por cuyo testimonio podemos observar el grado de salvajismo. (A. G. T, año de 1910) Claro está que los simpatizantes de los antirreeleccionistas, tuvieron su propia versión de los hechos, como es el caso de la siguiente información: “La verdad de los hechos acerca de lo ocurrido en Zacatelco, Xicohtzinco y Panzacola:”

A su arribo a esta ciudad (Puebla), nuestro informante y enviado especial, para tomar nota acerca de lo verdaderamente ocurrido en Panzacola, Xicothzinco y Zacatelco de la jurisdicción del vecino Estado de Tlaxcala, el día 16 de los corrientes, día de gloria para la patria, pero que para esos puntos, sobre todo para Panzacola, fue de espanto y desolación, trae en su carnet las notas siguientes:

La mañana del día en que la Nación entera celebró el primer centenario de aquella hora bendita en que un anciano, cuya alma se consumía ardiendo en amor patrio, lanzó el grito que debería independizar a México de la dominación española, esa noche, decimos, un grupo de entusiastas antirreeleccionistas de Xicohtzinco, queriendo hacer pública sus simpatías hacia nuestro popular candidato para la Presidencia de la República Francisco I. Madero, engalanaron un carro y llevando a la cabeza un estandarte rojo, en el que leía escrito con grandes caracteres:

“Sufragio Efectivo no Reelección,” “Francisco I. Madero,” Estandarte que portaba con orgullo la señorita Luisa Badillo, se dirigió a la cercana población de Zacatelco, victoreando a su candidato y pronunciando discursos alusivos. El Jefe Político Rafael Cuellar, al no aceptar la conducta de los manifestantes, quiso imponerles silencio y arrebatarle su estandarte, lo que no pudo conseguir, no obstante que llegó a ser uso de la fuerza bruta para con la señorita Badillo, quien valerosamente exclamó “Primero morir que entregar nuestra enseña” como alguien disparo sobre Cuellar, optó por tomar la retirada, pidiendo auxilio a Tlaxcala.

 Disponían ya los antirreeleccionistas a regresar a Xicohtzinco, para continuar allí su manifestación cuando los sorprendió un piquete de 50 rurales al mando de Agustín García, comandante de la policía tlaxcalteca y 300 soldados de a pie, bajo las órdenes del Coronel (Bulman), quienes sembraron el pánico disparando a diestra y siniestra, llegando en su furor, hasta hacer descargas sobre las torres de la iglesia, en cuyo interior se habían refugiado muchos perseguidos.

No saciada aún la sed de sangre de aquella soldadesca, se dirigieron a Panzacola, que permanecía en pacífica actitud, y allí entraron, haciendo lujo de su crueldad y dejando sembrado el terror por todas partes. Víctimas de aquella carnicería, de esta acción sanguinaria fueron Don Miguel Osio, propietario de la tienda “Las Dos Estaciones,” Petronila Martínez, que expendía café a las puertas del mismo establecimiento, Don Benito Quintos y 2 infelices filarmónicos, todos ellos sucumbieron en el macabro teatro, donde se desarrollaron, tan bárbaras escenas.

Hasta el instinto del pillaje se desarrolló entre aquellos heraldos de la muerte, dígalo sino un soldado extrajo del cajón de ventas de la tienda de Miguel Osio una regular suma de dinero, ocultándolo en su bolsillo. El número de víctimas en este triste suceso, asciende, aproximadamente, entre muertos y heridos, a 56. La historia del primer centenario de la iniciación de nuestra independencia cuenta con una nueva página luctuosa. Qué vergüenza.” En consecuencia, por los hechos aquí relatados: Tlaxcala es la Cuna de la Revolución Mexicana. Como lo demuestran los siguientes telegramas:

Telegrama de Próspero Cahuantzi a Porfirio Díaz. Tema: Rebeliones. 17 de septiembre de 1910.
 


Telegrama 3539. Folio: 3539
Remitente: Cahuantzi, Prospero, Gobernador, Tlaxcala (Edo.) (en Panzacola)
Destinatario: Gral. de División Porfirio Díaz, Presidente de la Republica Mexicana. (en México)
Tema: Rebeliones Revolución Revolucionarios Instrucciones
 Fecha: 1910-09-17

 Con pena participo a usted, que ayer con motivo de las fiestas celebradas para honrar la memoria de los Héroes de la Patria, se amotinaron en Zacatelco cerca de mil hombres, la mayor parte de ellos fabricantes procedentes del Estado de Puebla.

Salí de Tlaxcala con doscientos cincuenta hombres a las tres de la tarde y a marchas forzadas llegue el mencionado pueblo a las cinco, y no habiéndolos encontrado seguí el derrotero que tomaron ellos, dándoles alcance en la plaza de Santo Toribio donde preparados ya rompieron sus fuegos sobre los soldados de caballería que llevaban la vanguardia.

La intrepidez de estos sirvió para que los sublevados se desperdigaran, favorecidos por las sementeras. En el acto hice que avanzara la infantería la cual en guerrillas procuro diseminarlos, habiendo muerto.(texto incompleto) Fuente: Correspondencia Presidencial de Porfirio Díaz. Telegramas. Universidad de las Américas Puebla (UDLA. Archivos Digitales. Centro Interactivo de Recursos de Información y Aprendizaje (CIRIA).

Respuesta del Presidente de la República General Porfirio Díaz:

“Telegrama de Porfirio Díaz a Próspero Cahuantzi. Tema: Rebeliones. 18 de septiembre de 1910.

Telegrama 3572. Folio: 3572
Remitente: Díaz, Porfirio, Pres. México, 1884-1910. (en México)
Destinatario: Gobor. Coronel Prospero Cahuantzi (en Tlaxcala)
Tema: Rebeliones Instrucciones
Fecha: 1910-09-18

Enterado de su mensaje de ayer. Ya debe usted tener el refuerzo necesario haga usted una averiguación sobre la responsabilidad que resulte a los que tenga prisioneros y si hubiese cabecilla o cabecillas entre ellos consígnalos al Juez de distrito diciéndome quien o quienes son para darle instrucciones respecto a los demás.” Fuente: Correspondencia Presidencial de Porfirio Díaz. Telegramas. Universidad de las Américas Puebla (UDLA). Archivos Digitales. Centro Interactivo de Recursos de Información y Aprendizaje (CIRIA).

Telegrama de Porfirio Díaz a Mucio Martínez. Tema: Revolucionarios. 23 de septiembre de 1910.Telegrama 3621. Folio: 3621


Remitente: Díaz, Porfirio, Pres. México, 1884-1910. (en México)
Destinatario: Gobor Gral. Mucio Martines (en Puebla)
Tema: Revolucionarios. Informes
Fecha: 1910-09-23

Quisiera saber de la manera mas detallada el intento revolucionario del 16 dándome nombres y responsabilidades se habla mucho de un tal Mendoza. Fuente: Correspondencia Presidencial de Porfirio Díaz. Telegramas. Universidad de las Américas Puebla (UDLA). Archivos Digitales. Centro Interactivo de Recursos de Información y Aprendizaje (CIRIA). (Documentos del archivo personal de Aquiles Serdán. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Instituto poblano de Antropología, México, 1960)

Por el siguiente telegrama, veremos que la decisión del Presidente Díaz Mori, fue que los cincuenta y seis detenidos, fueran enviados al Valle Nacional, para castigarlos a trabajos forzados:

Telegrama de Porfirio Díaz a Mucio Martínez. Tema: Recomendaciones. 26 de septiembre de 1910

Telegrama 3645. Folio: 3645
Remitente: Díaz, Porfirio, Pres. México, 1884-1910. (en México)
Destinatario: Gob. Gral. Mucio Martines (en Puebla)
Tema: Recomendaciones. Informes
Fecha: 1910-09-26

Recibí su carta del 23. Gracias informes, y como es posible que mejor que al contingente los consignados vayan a las obras de Quintana Roo, le agradeceré de los nombres de aquellos.
Fuente: Correspondencia Presidencial de Porfirio Díaz. Telegramas. Universidad de las Américas Puebla (UDLA). Archivos Digitales. Centro Interactivo de Recursos de Información y Aprendizaje (CIRIA).

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